lunes, 6 de junio de 2011
El colibrí
Paso por mi ventana un extraño zumbido, salí afuera para ver de qué se trataba; me encontré con un colibrí con su gran pico en una hermosa flor, le pregunte qué estaba haciendo y me contó que estaba polinizando las flores ¿Acaso no sacas el néctar? le indagué. Me contestó que sí, que esa es la recompensa que les dan las flores por hacer ese trabajo. Y me relató que sus antepasados hace muchos años vivían solo de comer insectos, pero desde que el hombre corta y quema los árboles, los insectos empezaron a escasear, los colibrís vieron desiertos, mucha desolación y desconcierto, entonces hicieron crecer su pico comprometidos a llevar polen de flor en flor, ayudando a las abejas, para que haya muchas plantas, arboles, flores y poesía. Desde ese entonces trabajan incansablemente para mantener la selva viva, y cada flor los recompensa con un vaso frío de néctar dulce. Le contesté que entre los humanos hay mucha gente que está preocupada por la problemática, pero que el ser humano tarda un poco en percatarse de la importancia de las cosas, la mayoría de las veces sucede cuando las pierde, si ni siquiera valora la propia vida aniquilándola en guerras y en desastres provocados por su propio descuido. Le pedí que nos de tiempo, que poco a poco iremos volviendo a recuperar el equilibrio natural que permite la vida. Me miro desconfiado y se fue volando sin decir palabra.
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