viernes, 17 de junio de 2011
Con el ala rota
Era el águila más ágil y fuerte, los cielos le pertenecían, andaba como un cohete y podía ver a su presa desde las nubes. Un día persiguiendo a un cuis la bala de un fusil partió su ala en dos, las ramas de un gran árbol amortiguaron su caída, ya nunca más iba a poder volar. Dolorida por lo sucedido llego a duras penas a una cueva, se miro el ala, sintió mucha tristeza, pues sabía que ya no volaría ¿Cómo iba a sobrevivir de ahora en más? Se preguntaba, en ese momento un amigo que vio lo sucedido y escuchó los lamentos que profirió la herida ave, llegó a la cueva y para consolarla le dijo: _quizá ya no puedas volar, pero puedes hacer otras cosas, siempre hay algo bueno para hacer, solo debes dar rienda suelta a la imaginación y proponerte un camino a elección; lo podrás recorrer en la medida que te decidas a hacerlo, puedes enseñar a las más jóvenes, cuales son los mejores lugares para la caza, como deben hacer para encontrar las cuevas de los ratones, a cambio ellos te traerán alimento en recompensa. Al principio no le gustaba la idea, pero luego vio, que asistían muchos alumnos, que compartían gratos momentos intercambiando historias con sus pares, les enseñaba a no andar cerca de los humanos con escopetas, a cazar de un solo picotazo y así entre bizcochitos, frutas y amigos fue feliz nuevamente.
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