viernes, 13 de noviembre de 2009

Entrelazados

Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, los bosques, las selvas, los montes eran familias de árboles que vivían hermanados, permanecían unidos para defenderse de la furia del clima, su fortaleza estaba basada en que tanto sus pies (raíces) como sus brazos (ramas) se mantenían firmemente entrelazadas, eran como cadenas de hierro forjadas por el mejor herrero, como manadas de jabalís recorriendo los cerros, como la corriente de un gran río viajando a su destierro; si un tornado, un ciclón pasaba furioso, ellos se agarraban fuertemente las manos y los píes y no dejaban que ningún hermano árbol cayese al suelo, además se daban fuerza cantando melodías que retumbaban hasta las montañas que quedaban admiradas de fragor de su valor, parecían los 300 espartanos luchando contra el ejercito de Jerjes. No desarrollaron grandes espinas porque se percataron que tanto los pájaros como los cuadrúpedos los ayudaban a crecer diseminando, polinizando y plantando las semillas por todos los lugares, así las selvas podían ser cada vez más fuertes; a cambio les brindaban nidos y cobijo. Hasta que todo cambió cuando un cuadrúpedo se irguió en dos patas, era peludo pero muy inteligente, empezó a cortar los árboles para hacer lanzas y para construir sus casas, fue aumentando su población y desarrollando muchas habilidades, tanto se propagaron que necesitaban de los árboles para tener madera y hacer fuego, inventaron maquines que le felicitaba el trabajo de talado. Pero lo que no observaron en su afán de progresar es que mientras más árboles tumbaban menos barreras tenían los grandes vientos, los tornados, los huracanes, por eso sus casas quedaban destruidas, además de hacer cada vez más calor, estaban perdidos en un clima imprevisible. Pasó el tiempo y los bípedos no sabían que hacer contra la violencia de los vientos, entonces comprendieron que debían volver a plantar árboles al igual que los otros animales, ya que los árboles a parte de darle frutos, madera, leña, sombra, barcos, papel, muebles, flores, etc. los protegían de los grandes vientos, de los tornados ya que cuando aluno venía ellos entrelazados lograban un efecto resorte que lo mandaba al tornado al lugar de donde vino. Aunque inconciente los árboles les trasmitían fuerza y aliento en todo momento, esto lo sabe el que se ha sentado en la rama de un gran árbol a descansar, colorin colorado, a plantar árboles hasta que quede todo reforestado.

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