martes, 23 de noviembre de 2010
Gemelos
Nacieron gemelos, la madre falleció en el parto, el padre nunca apareció. La vida los separó, uno de ellos fue adoptado por un doctor del hospital, el otro se fue con una hermana que lo crió en la villa. Pasaron los años y el gemelo que era hijo del doctor al igual que su padre estudiaba medicina y trabajaba en una oficina por la mañana, para cumplir con ambas tareas se había comprado una moto con la que podía llegar a tiempo al trabajo y a las clases. Un día bajaba de la oficina para poder asistir a clases de anatomía y se encontró con un joven que con unas pinzas, esas que se utilizan para cortar hierro, estaba partiendo el candado que aseguraba la moto contra un poste. El gritó: _ ¡qué estás haciendo! ¡Esa es mi moto! Había una camioneta esperando por el ladrón, el chofer increpó: ¡Hacélo boleta! Saco una nueve milímetros y de un disparó tumbo a su agresor, pero en el momento que caía, le pareció verse reflejado en él, se acercó apuntándole para asegurarse que estaba muerto y vio que la persona que había matado tenía su misma fisionomía. Una vez que llego a su casa, pregunto a su madre, si él había alguna vez tenido un hermano. Su madre le dijo que no, pero el tono de duda con el que había contestado no lo conformó; fue a la casa de su tío que quedaba un par de cuadras, y este le contó toda la historia: _ “que era adoptado porque su madre había muerto dando a luz y que como su tía no podía criar a dos bebes se quedó con uno.”_ La noticia cayó como un balde de agua fría por sobre el cuerpo, se había dado cuenta que aquel muchacho que había asesinado en la ciudad había sido su hermano. Decidió entregarse a la policía para cumplir su condena, pero antes quería ir a hablar con los padres de su hermano. Ellos estaban destruidos, llorando no podían creer que por una moto habían perdido a su hijo. Pero el padre había quedado tan impresionado por la vida dura que llevó el asesino de su hijo en la villa, que por un momento sintió compasión y le dijo con sabias palabras: “en el sendero de la justicia está la vida y el camino de los malvados lleva a la muerte, más vale poco con justicia que abundantes entradas sin honradez, el pan robado agrada al hombre, pero después llena la boca de arena por eso la mejor riqueza del hombre es su actividad _ luego prosiguió:_ Tienes un camino para encontrar paz, si has hecho un mal debes hacer un bien, si has destruido debes construir, si has dañado debes reparar, el perdón no solamente es la condición del arrepentimiento, sino que lo es también, el cambió de actitud; claro no puedes devolver la vida de tu hermano, pero puedes devolver la vida a muchas personas, es la única manera de que puedas encontrar perdón, si terminas la carrera que había comenzado mi hijo, la policía no se enterará quien es el autor, y si se te recibes de doctor podrás trabajar en un hospital para curar a muchas personas enfermas. Fue así como terminó la secundaria, nadie podía creer el cambió que había padecido, pero en unos pocos años pudo concluir la universidad y se convirtió en un gran doctor. Todos los domingos llevaba flores a la tumba de su hermano, la gente lo quería mucho, porque él no hacía diferencias, siempre preocupado por los que menos tienen, trabajaba incansablemente para curar a cuantos podía.
domingo, 21 de noviembre de 2010
Yaguareté
No es fácil ser un Yaguareté hoy en día; hay muy pocos animales para comer, los humanos los han cazado, a otros los han llevado a vivir en cautiverio, otros al quedar poca selva desaparecieron. Los pocos parientes que tenían han sido asesinados; me he enterado que mi padre cayó en una trampa, sin poder escapar se murió de sed y hambre, mi abuelo murió acribillado por unos cazadores furtivos; mi hermana comió carne envenenada. Podría seguir contando las historias de mis parientes felinos, pero todas terminan trágicamente, pensar que fuimos los reyes de la selva, los guaraníes nos llamaban la verdadera fiera, no teníamos miedo a nada, ni a los humanos pues antes de que tengan esas armas explosivas, solo cuando andaban en grandes grupos se atrevían a enfrentarnos, pero como la caza alcanzaba para ambos, teníamos pocos encuentros. La vida en la selva es hermosa, cuando tienes sed encontrás un arroyo, cuando tienes hambre una presa, cuando estas cansado encontrás una madriguera o un árbol con cómodas ramas; pero desde que apareció el hombre blanco con sus máquinas, se acabaron estas bondades hasta cuesta conseguir una compañera para tener hijos. Hoy no es fácil cruzar un alambrado, pasar por el electrificado, esquivar tiros para quitar al humano un poco de carne. Hasta cuesta encontrar hierbas medicinales para sanar los dolores pues muchas se han secado con ese líquido que le tiran los humanos. Pero no pienso darme por vencido se que al final la naturaleza es la que impone las reglas de juego, es de ella de donde proviene la vida y siempre da en abundancia. Debemos aprender a convivir con los humanos, pero los humanos deben respetar nuestros territorios, nuestras selvas vírgenes, de esa forma volverán los animales y podremos vivir bien nuevamente.
viernes, 19 de noviembre de 2010
Yateí
Un día se encontraron en una flor varios tipos de abejas, bebían de su néctar y contaban historias de vuelos embriagadas, una contaba cómo se escapó de un pájaro cuando este chocó contra un árbol, otra contaba que había volado por sobre la ciudad viendo a muchos seres humanos andar en latas sobre ruedas, otra relataba que quiso jugar una picada a una lata voladora pero que esta tiro fuego y que quedo chamuscada en el suelo. Hasta que se percataron de una pequeña abeja que estaba junto a ellas, en ese momento se echaron a reír porque era muy pequeña y además no traía aguijón, le preguntaron: ¿Tu qué haces aquí?_ lo mismo que ustedes_ contestó_ estoy trabajando, pero no me distraigo en historietas, no tengo tiempo para eso ya que me están esperando_ ¿Por qué no tienes arma contigo, no sabes que son peligrosos estos lugares? _Las abejas yateí hemos aprendido que la mejor defensa es la paz, por eso elaboramos una miel que aparte de ser dulce, es nutritiva y tienen muchas propiedades curativas para los humanos, y como no atacamos a nadie, nadie nos ataca a nosotros, por eso no necesitamos aguijones, ni un gran tamaño, las flores comparten su néctar y nosotros compartimos la miel, si alguien destruye nuestra colmena para robarnos la miel, vamos a otra parte y construimos otra; tomen prueben un poco. Cuando las otras abejas probaron la miel, quedaron con la boca cerrada, porque era parecida a la jalea real, y no podían creer lo que estaban degustando. Mi padre solía decir_ agrego la yateí ¬_ que las abejas somos como los ríos cuanto más superficiales, más ruidosos pero cuanto más profundos más silenciosos, por eso las abejas yateís somos abejas que preferimos el trabajo y la paz, porque es la única fórmula para ser felices, y como resultado tenemos la miel, poniéndole propiedades medicinales para que la gente pueda sanar, pues cuando vemos a un niño correr fuerte por el campo, nos alegramos por él, aunque a veces de grandes corten todas nuestras flores preferimos seguir creyendo que algún día se darán cuenta del bien que hacemos. Las abejas no podían creer la sabiduría que salía de esa pequeña abeja, con la boca cerrada juntaron el néctar que habían recolectado y en silencio volvieron para sus colmenas.
miércoles, 6 de octubre de 2010
La Brasita
Un día pusimos pan arriba de una parra para que los pájaros puedan encontrar un recreo en su búsqueda de alimento, fue así como se acerco a nuestra casa una brasita, como se le llama a el pájaro que tiene un copete rojo en su cabeza, ya que es como si tuviera una brasa encendida. Al principio era reacia, uno abría la puerta y disparaba por los aires, pero poco a poco, entre pan y alpiste, se fue haciendo amiga, como el comedor de la casa tiene una gran ventana que da al patio, la brasita se acercaba picoteaba el vidrio para avisar que no había más pan o alpiste en la canasta. Era simpática venía justo en los horarios en que la familia estaba reunida en torno a la mesa, como si viniese a compartir un buen momento. Pasaron los meses y la brasita trajo a su compañera, era lindo verlos juntos, buscando el alimento de cada día, porque como dijo alguien: Dios a cada pájaro le da su alimento pero no se lo pone en el nido. Ya hace varias semanas que la brasita no vino mas a buscar su ración de comida, no sé lo que le habrá pasado, pero he visto que un vecino de los alrededores a tumbado varios árboles y me temo que su nido se habría destruido en la caída de alguno ya que siempre la veía en uno de esos árboles, que extraño es extrañar, pero se nota su ausencia, compartir el mundo con amigos es lo más grato que hay, aunque a veces solo te saluden con un canto, como saben hacer los pájaros silvestres. Una tarde soleada, caminando por el barrio divise a chicos con gomeras en sus manos divirtiéndose cazando pajaritos, y empecé a pensar que a la brasita quizá le pasó lo peor; ya que a los animales les quitamos sus casas, cortando los bosques sin dejar espacios salvajes para los pájaros, también encontramos diversión en cazarlos sin respetar vedas y zonas donde está prohibida la caza, pero no somos capaces de asombrarnos ante la flor que crece a la orilla de un arroyo ni de la mariposa colorida que chupa su néctar, por eso tenemos pocos amigos, porque lo que vemos queremos dominar, pero a los amigos hay que dejarlos libres, como la brasita que venía a cantar en la ventana y que ya nunca más lo hará.
sábado, 25 de septiembre de 2010
La Fabrica
Erase una vez un pueblo donde sus habitantes vivían felices; cada uno tenía su porción de tierra, estaba el herrero, el carpintero, el doctor etc. Iban al mercado a intercambiar sus productos, cada uno tenía algo para hacer, algo que esperar y alguien a quien amar. Pero pasó que vinieron unos señores de un lejano lugar a ofrecer instalar una fábrica con la que podrían exportar productos y tener un salario mensual con el que traer progreso al pueblo. Fue así que los habitantes se tentaron con la idea, muchos de los que antes eran artesanos, agricultores, inventores, fueron a trabajar a la fábrica, inclusive el dentista del pueblo, pese a que mucha gente se le caía los dientes. Al principio la gente estaba contenta, muchos compraron nuevas carretas, nuevos caballos, nuevas tierras, casas, otros se quedaron sin el pan y sin la torta, en pampa y la vía, pero bueno habían decidido vender sus tierras y las habían perdido. Los ríos que antes eran transparentes se volvieron oscuros por la contaminación, el aire se había llenado de una espesa bruma, los niños tenían problemas al respirar; pero como la mayoría del pueblo tenía un ostentoso sueldo no eran capaces de ver el mal que les había traído la fabrica, hasta la defendían en los periódicos, en la plaza se hacían discursos en su defensa, los niños en la escuela escribían poemas alabando el progreso que había traído. Mientras pasaban los años cada vez había más niños enfermos, pero nadie se atrevía a protestar porque iba preso ya que la fabrica tenía abogados que la defendían y que además eran amigos del juez y del intendente del pueblo. Lo curioso era ver la metamorfosis que habían sufrido los habitantes de esa comarca, ya que por un sueldo eran capaces de vender el alma, de olvidarse del hermano, de lo que es justo y bueno, de las futuras generaciones y de la tierra. Cuando había elecciones siempre ganaban los mismos, ya que la fábrica ponía mucho dinero para sus campañas. Fue así que tanto se contamino el lugar que todos los habitantes debieron emigrar a otras tierras, y cuentan que convencieron a los del otro pueblo para a instalar la fábrica.
jueves, 12 de agosto de 2010
El devorador de cerebros
Todos acudíamos alegres al culto y escuchábamos las palabras del pastor con mucho agrado, cantábamos, bailábamos y nos sentíamos felices. Me empezó a ir mejor en mi trabajo, gozaba de mejor salud y la relación con mi esposa nunca había marchado mejor, jugaba con mis hijos, los pájaros cantaban nuevamente por mi camino y los amigos volvieron a divertirse en casa. Parecía mentira como dejarse llevar por un buen pastor nos puede cambiar la vida, sentía la salvación en mi corazón, di las mayores donaciones para el sostenimiento de la iglesia, todo era caridad, bondad, alegría. Pero en la vida cuando las cosas son tan fáciles hay que desconfiar, había superado demasiado rápidamente los problemas y encontrado respuestas para todo; los pobres del barrio estaban así porque no tenían fe, la corrupción del gobierno no era mi problema, era su condena, la muerte de mis seres queridos ya no me afectaba porque estaban en el paraíso, la enfermedad que me aquejaba era parte de mi sacrificio, la guerra en otro país era una guerra santa y justa contra los malvados ¿Porque tuve que despertar? ¡Ahora entiendo a los drogadictos! me habían dicho que el pastor cortaba la capa del cráneo para devorar a los fieles estando vivos, como hacen en ciertos restaurantes orientales donde encierran a un mono debajo de la mesa y los comensales con martillos le rompen a golpes el cráneo, luego el mesero corta el cuero cabelludo y comen su cerebro, dicen que de ese modo absorben la sabiduría del mono, yo no les creí, pero ahora que estoy atado debajo de la mesa ya es tarde.
lunes, 9 de agosto de 2010
Día del Niño
Una tarde en la que trabajábamos con mi padre un profeta pasó por el pueblo; mi padre dejo sus herramientas se lavo las manos y me dijo: _ quédate y alimenta a los animales. Pero yo quería acercarme al gentío, quería conocer a ese maestro que tanto se hablaba en pueblo, algunos hablaban muy bien, otros muy mal de él, los había escuchado discutir camino a Jerusalén, por eso me intrigaba saber quien era él. Desobedeciendo a mi padre me acerque junto con otros compañeros a ver al profeta, pero los adultos empezaron a empujarnos, nos dieron unos golpes y nos decían que nos alejemos del lugar. Pero en ese momento el profeta dijo: _ ¡Dejen que los niños vengan a mí! Me abrazó, me preguntó mi nombre, y jugo con nosotros a la kalaha, nos divertimos un montón, cuando volvía a casa mi padre me miró con bondad, ni siquiera se enojó conmigo, realmente aquel señor era un profeta; yo pensé que me encontraría con uno de esos señores de largas barbas, bien vestido, que ni nos miraría, sin embargo hasta jugo con nosotros, fue la primera vez que me gusto ser niño.
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