sábado, 17 de septiembre de 2011

Escalar en la vida



Había un hombre muy rico y ambicioso, pero estaba deprimido; un día se bajo de su automóvil para dialogar con un monje que caminaba tranquilo y serenamente por la vereda, para preguntarle, si sabía ¿Qué cosa le faltaba a él para ser feliz? El que lo tenía todo lo que un hombre puede anhelar, pues podía comprar casi todo, menos la felicidad. El monje vio la actitud arrogante de aquel hombre, comprendió que hablarle sería como pedirle a un bebé con hambre que deje de llorar, lo miró, suspiro y siguió su camino. El hombre rico era muy intolerante y obstinado no podía creer que alguien lo dejara pagando, entonces averiguó donde vivía el monje, era en un monasterio en unas altas montañas donde la única manera de llegar era escalando, así que preparado con una mochila y un buen equipo emprendió el viaje. Con mucho esfuerzo pudo llegar, una vez en el monasterio tocó las puertas y le abrieron, lo agasajaron con una sabrosa comida, entonces vio que aquel monje estaba presente, era el principal del monasterio quien le dijo: “Lo que vienes a buscar aquí, es el regalo más grande que todos tenemos, pero que no valoramos porque no somos consientes del momento presente, pues es lo que te ayuda a apreciar lo que nos rodea, la oportunidad de sentir, eso, lo que llamamos tiempo, solo esto te falta para ser feliz, con este viaje, hasta aquí lo has encontrado, como las personas que hacen el camino de Santiago, escalando esta montaña te has encontrado nuevamente contigo, pues no es la montaña a la que conquistas, sino que es a ti mismo, ahora que te lo he dicho no lo vayas a perder, pues el tiempo es lo más preciado que tenemos, siempre has tenido tiempo para tener, pero no para ser. Si este tiempo que tenemos no lo aprovechamos para ser felices, se nos escapa, y con él la vida”.

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