viernes, 30 de septiembre de 2011
A la luna
Pasó que los más ricos del planeta acrecentaron tanto sus riquezas que llegaron a comprar todo el mundo, un par de señores adinerados eran los dueños de cada rincón del planeta, cada mar, cada lago, cada montaña, cada desierto, selva, praderas y llanuras eran suyos. Como muchas personas no les eran útiles, representaban una amenaza a su paz, pues podían hacer una revolución; empezaron a mandarlos con cohetes al espacio, cuando la luna estuvo llena siguieron por Mercurio, Venus, Marte, como allí las condiciones de vida no eran tan buenas, muchos se morían de hambre, frío, enfermedades, pero a ellos no les preocupaba pues habían elaborado una doctrina moral que los justificaba, con esto podían hacer cualquier cosa y sentirse tranquilos. El planeta era un paraíso, los que tenían suerte se quedaban a trabajar para alguno de sus dueños, a veces hasta los dejaban disfrutar de alguna playa por un par de días. Como no les preocupaba mucho cuidar el planeta, no reciclaban la basura y había montañas de ella, mucha basura nuclear, los ríos llenos de químicos y sin vida; como así mares y lagos, las selvas estaban exterminadas, acostumbrados a pensar en la lógica de consumir y tirar, para ellos el planeta era descartable como un vaso de gaseosa. Cuando este planeta redondeta este consumido tenían pensado escapar con una nave con todas las comodidades a alguna otra galaxia, pues uno de sus astrónomos le pareció haber visto un planeta virgen parecido a la tierra, al que también pensaban colonizar y comprar. Lo que temían era que en ese lugar el oxigeno tenía una sustancia que enloquecía a los humanos, pero según el astrónomo los humanos ya estaban bien adaptados a ella.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Los frutales
Eran dos vecinos que vivían en el campo, un día los perros de ambos se pelearon casi hasta matarse; generalmente las peleas entre los seres humanos comienzan por una pequeñez y terminan en algo trágico, al igual que dicen que si uno arroja una manzana en una montaña de nieve puede ocasionar una avalancha. Por los perros tuvieron una discusión, se insultaron, sacaron viejas historias de sus abuelos, y ambos volvieron a sus casas sabiendo que el vecino de al lado era el peor enemigo. Así lo vieron en su imaginación y se hizo una realidad, por eso es bueno entrenar la imaginación por el camino de la esperanza y la bondad. El odio es más visceral y rápido, ser tolerante y perdonar cuesta, pero trae mayores beneficios. Decidieron emplazar un muro en el límite. Allí advirtieron que los perros son igual a sus dueños y que si se pelearon era porque en el fondo las vacas del vecino siempre parecen más gordas, ambos se tenían muchos celos y envidia, cada uno quería ser mejor y tener más que el otro, el mejor campo, la fruta más sabrosa, la casa mas grande, claro la competencia los había llevado a buscar progresar, ha tener los mejores árboles de la comarca, la mejor fruta, todos en el pueblo comentaban lo vistosa y dulce que era. Pero donde hay odio no puede crecer nada bueno, el que odia se olvida del otro, se vuelve más egoísta y subjetivo, así que uno de ellos viendo los árboles magnánimos de su vecino llenos de fruta comprendió que esto pasaba gracias a los árboles de su quinta donde estaban los que los fecundaban con el polen, pues los que saben de plantas echan de ver que hay árboles que son como las personas, que para que den frutos necesitan de un papá y una mamá, lo mismo las plantas si falta el macho o la hembra son estériles, en aquel momento pensó si corto mis árboles el polen no podrá fecundar el campo de mi vecino, en ese momento se quedará sin fruta, y cuando pensaba esto sonreía de satisfacción, y no es por Satán como dicen, sino que cada uno cosecha lo que siembra. Fue así que corto parte de sus árboles y notó que los árboles de su vecino quedaron infértiles, que no pudo vender fruta en el mercado. Su vecino advirtió lo sucedido e hizo lo mismo, cortó la parte de sus árboles que sabía que su vecino necesitaba. Así continuaron hasta darse cuenta que aquel bello vergel donde antes vivían se había convertido en un triste desierto, pues hasta el arroyo se había secado, porque son los árboles los que hacen que la tierra este húmeda, sea permeable y alimente las vertientes. Tarde intuyeron su necedad, si hasta las abejas habían emigrado, pensaron que su odio pasaría desapercibido, en vez de compartir la semilla como tiempo atrás habían hecho, se dejaron cegar por la envidia y los celos, viendo su miseria se abrazaron y rompieron a llorar. Claro que cuentan que la tierra es generosa y que les iba a dar otra oportunidad, y como en la pobreza el ser humano es más solidario, comenzaron de cero como hermanos. Martin Luther King decía: “La oscuridad no puede deshacer la oscuridad; únicamente la luz puede hacerlo. El odio nunca puede terminar el odio; únicamente el amor puede hacerlo.”
Pablo Martín Gallero
Escalar en la vida
Había un hombre muy rico y ambicioso, pero estaba deprimido; un día se bajo de su automóvil para dialogar con un monje que caminaba tranquilo y serenamente por la vereda, para preguntarle, si sabía ¿Qué cosa le faltaba a él para ser feliz? El que lo tenía todo lo que un hombre puede anhelar, pues podía comprar casi todo, menos la felicidad. El monje vio la actitud arrogante de aquel hombre, comprendió que hablarle sería como pedirle a un bebé con hambre que deje de llorar, lo miró, suspiro y siguió su camino. El hombre rico era muy intolerante y obstinado no podía creer que alguien lo dejara pagando, entonces averiguó donde vivía el monje, era en un monasterio en unas altas montañas donde la única manera de llegar era escalando, así que preparado con una mochila y un buen equipo emprendió el viaje. Con mucho esfuerzo pudo llegar, una vez en el monasterio tocó las puertas y le abrieron, lo agasajaron con una sabrosa comida, entonces vio que aquel monje estaba presente, era el principal del monasterio quien le dijo: “Lo que vienes a buscar aquí, es el regalo más grande que todos tenemos, pero que no valoramos porque no somos consientes del momento presente, pues es lo que te ayuda a apreciar lo que nos rodea, la oportunidad de sentir, eso, lo que llamamos tiempo, solo esto te falta para ser feliz, con este viaje, hasta aquí lo has encontrado, como las personas que hacen el camino de Santiago, escalando esta montaña te has encontrado nuevamente contigo, pues no es la montaña a la que conquistas, sino que es a ti mismo, ahora que te lo he dicho no lo vayas a perder, pues el tiempo es lo más preciado que tenemos, siempre has tenido tiempo para tener, pero no para ser. Si este tiempo que tenemos no lo aprovechamos para ser felices, se nos escapa, y con él la vida”.
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