miércoles, 30 de junio de 2010

Encuentro con Dios

Un día decidieron juntarse en el desierto los más reconocidos teólogos y exegetas de las grandes religiones, un cristiano, un hebreo y un musulmán, el desafío era mostrar al mundo cual era la religión que mas le agradaba a Dios. Para lograr su cometido iban a rezar hasta que Dios aparezca y se ponga al lado de su culto preferido. Pasaron días rezando pero ni siquiera se movía el agua, probaban todas las oraciones, todos los rituales, los gestos, pero nada, Dios no aparecía. Una tarde que el sol abrazaba con sus rayos fuertemente se encontraron los tres en el oasis en busca de agua, uno cansado de la soledad preguntó si conocían el cactus comestible, el musulmán dijo que conocía una receta excita para prepararlo, el hebreo contó como el cactus podía purificar el agua por mas contaminada que este y así entre charla e historias comenzaron a sacar sus alimentos e intercambiarlos, la noche caía lentamente y ellos hablaban como si se conocieran de toda la vida, reían, compartían, por un momento habían olvidado la misión que les habían encomendado sus iglesias, cuando a lo lejos empezaron a ver un resplandor que se les acercaba, era como si un ángel venía a su encuentro, entonces cada uno corrió al rincón donde hacían sus oraciones para que la luz se acerque a su sector, comenzaron a rezar, a gesticular, a implorar, pero para su asombro, la luz en vez de acercarse fue cada vez alejándose hasta que se perdió en el firmamento.

jueves, 17 de junio de 2010

El frustrado

El frustrado es una persona peligrosa, porque todo lo ve mal, y busca el bien haciendo el mal. Migraña había quedado su apodo porque siempre le dolía la cabeza, era una persona con rostro serio, aunque siempre dejaba mostrar una irónica sonrisa. Había escalado rápido en la escala social, pudo convertirse en profesional, y siempre buscaba ser el mejor. Siendo director de una institución, gozaba mandando a sus subordinados, cuando alguien no cumplía con sus ordenes buscaba los mecanismos para que sea despedido, se hacía temer, pero no querer, decía: _ lo primero depende de nosotros, lo segundo no_. Había quedado como jefe de cátedra en la universidad, lo que más le gustaba era tomar examen, sentir como sus alumnos transpiraban, tartamudeaban dando la lección, pocos aprobaban con él. Cuando alguien sufría algún accidente sentía una sensación de gozo y pensaba: _ algo abra hecho, o se lo merecía por ser tan imprudente. Estacionar su auto último modelo entre medio de los viejos de sus colegas era otro de sus placeres, una vez hasta le choco a uno de esos autos de colección por sentir que era muy lindo. Eso sí no era feliz, había alcanzado sus metas, pero nunca se le había ocurrido que faltaban otras cosas para ser feliz, que no todo dependía de ser el mejor, de alcanzar los mejores puestos, los mejores puntajes, de ser jefe, de tener dinero y poder, el poder es un espejismo de la felicidad_ pensaba_ en el fondo envidiaba a sus subordinados reír de chistes tontos, o poder llevarse bien con las mujeres, puesto que él no sabía cómo hacerlo había aprendido de su padre que solo estaban para la procreación, para el cuidado de la prole y para servir al marido, por eso en la primer salida de sus citas ya no volvía a ver a sus invitadas, por más que las llevaba a los mejores restaurantes. Hasta que un día en un viaje de negocios a la india conoció a un empresario que le contó cómo le había ido bien en sus negocios y como sus obreros estaban contentos trabajando para él; un día aprendió de los budistas a desapegarse de lo material, le dijo que: no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita. Debe de existir un equilibrio en nuestras aptitudes mentales, materiales, espirituales y sociales; para una completa realización del potencial del ser humano es importante tener sabiduría para ver las cosas como realmente son, y no solamente como las vemos; amor para tener sensibilidad y empatía con todo lo que existe; y creatividad para construir un mundo mejor, no solo para nosotros, sino para los que viven con nosotros, esto es el resto del mundo, la cuestión es ¿hasta dónde llega tu mundo? El sufrimiento humano se debe al deseo desenfrenado de poseer salud, poder y placer; lo que acarrea grandes miserias y dolor, quien nada desea lo tienen todo. Cristo comprendió que si se dejaba llevar por sus tentaciones nunca lograría dejar un mensaje de amor, su vida hubiese sido inerte, pero perdiendo su vida fue como la recobro. Estas palabras hincaron hondo en el corazón de migraña, cuando volvió a su país, ya no era el mismo, era como si las hubiera esperado toda su vida, su trato con los demás cambió, conoció el amor, y cuentan que fue feliz para siempre.